top of page

Cómo mejorar tu vida a través de la alimentación



No es un secreto que la alimentación juega un rol esencial en nuestras vidas. Entre las necesidades básicas para preservar la existencia del ser humano, sin lugar a dudas se encuentra la alimentación. Lo que comemos funge como un combustible que nos llena de energía para realizar nuestras actividades día a día.


Sin embargo, es importante reconocer que no todo el alimento es de la misma calidad y que muchos, a pesar de brindarnos energía, terminan por dañar nuestro cuerpo a corto y sobre todo a largo plazo.


La alimentación no sólo influye en la cantidad de años que podríamos llegar a vivir, sino también en la calidad de vida que tendremos durante todos esos años. No sólo me refiero a que vivamos sin el dolor o las molestias físicas, sino también sin las dolencias y molestias emocionales. El cuerpo grita lo que la emoción calla. A veces sentimos que no contamos con las herramientas suficientes como para poder expresar lo que sentimos a aquellos que nos rodean y es ahí cuando muchas veces aparece nuestro cuerpo, que a través de un dolor, nos recuerda que hay algo por ahí que tenemos que atender.


Somos seres holísticos y lo que esto quiere decir es que nuestra mente, cuerpo y espíritu se encuentran en hermosa conexión. Somos un sistema que se compone de todas estas partes tan importantes que es necesario atender. Y ciertamente, cuando no nutrimos al cuerpo adecuadamente esto tiene un impacto grande en nuestra sentir, en nuestro estado de ánimo. Experimentamos mayor plenitud cuando no sentimos ningún malestar físico. Que algo nos duele puede hacernos sentir decaídos, tristes, enojados o molestos.


El cuerpo es un mecanismo perfecto que nos brinda señales todo el tiempo sobre su estado actual, lo importante es aprender a escucharlo y sobre todo atender a sus señales.

Una de las indicaciones más comunes de que a nuestro cuerpo no le gusta lo que le estamos dando es la inflamación. Cuando experimentamos distensión abdominal, acompañada de dolor e incomodidad es una clara señal de que ingerimos algo que no es apto para nuestro cuerpo. El tema es que el ser humano busca a toda costa sacarle la vuelta a este tipo de situaciones y en lugar de encontrar la solución eliminando ese alimento de nuestra alimentación, inventamos o encontramos un remedio para seguir comiendo aquello que nos irrita, acallando las dolencias del cuerpo. Esto sucede normalmente a través de la utilización de medicamentos de venta libre, los cuales no brindan la posibilidad de comer algo que no nos cae bien, sin necesidad de padecer las molestias que esto nos acarrea.


Hemos aprendido a dar más valor al placer que nos brinda el ingerir ciertos alimentos, que al hecho de cuidar a nuestro cuerpo, olvidando que esto merma profundamente en la calidad de vida que tendremos en años posteriores. Es fundamental aprender a atender lo que el cuerpo nos dice. Y si hay algo que no le cayó bien, sin lugar a dudas erradicarlo de nuestra dieta.


Entre tanta información que circula por nuestros ojos día con día puede ser muy confuso y muy difícil saber qué es lo correcto para nosotros, ya que muchos de estos planes alimenticios que podemos encontrar en línea se contradicen unos a otros. En mi experiencia, no hay una dieta que funciona de maravilla para todos, cada una tendrá sus variantes porque todos somos diferentes y que también nos caigan ciertos alimentos o no, va a depender también de nuestra genética. Lo que es una realidad, es que la comida procesada, enlatada, congelada, frita, azucarada, etc. bajo ninguna circunstancia es sana, sino todo lo contrario.


Lo que a para mí a funcionado y que quisiera hoy compartir, es el llevar un diario de alimentación. Esto quiere decir que anotamos qué fue lo que comimos a lo largo del día, y de ser posible, anotar también las cantidades. Esto no es con la finalidad de hacer un conteo de calorías, sino de empezar a darnos cuenta, que sensaciones físicas experimentamos ese día: ¿hubo inflamación? ¿dolor de cabeza? ¿dificultad para conciliar el sueño? ¿pesadillas? ¿ansiedad? ¿ganas compulsivas de comer? ¿sed? ¿acidez? ¿gases? ¿malestar estomacal? ¿sensación de pesadez? ¿sueño a lo largo del día? ¿cansancio o fatiga? A través de lo que comemos podemos erradicar todas estas señales "molestas" que nos da el cuerpo que busca informarnos que el "combustible" (alimento) que le estamos proporcionando no es el ideal y esto nos brinda la oportunidad de hacer cambios en nuestra alimentación.


Hacer estos cambios, no sólo nos brinda la posibilidad de alargar nuestra vida y de mejorar la calidad de la misma, sino que también nos acarrea beneficios amplios casi de forma inmediata: la sensación de sentirnos ligeros, llenos de energía, de buen humor porque nada nos duele...Es invaluable y sin lugar a dudas tiene un impacto positivo muy grande en nuestras vidas. Así que te invito empezar a llevar tu diario de alimentación y anotes todo, absolutamente todo lo que ingieres a lo largo del día y que ese día en la noche y en la mañana al despertar anotes cómo te sentiste o que síntomas se presentaron durante el día o la noche. Si notas que tuviste alguna de las sensaciones físicas antes mencionadas, te invito también a ir eliminando cosas de la tu alimentación para que puedas descubrir qué es lo que podría estar causando dichos malestares. Por el contrario, si empiezas a notar que te sientes fantástico, continúa ingiriendo dichos alimentos. Puede que a principio no sea fácil dejar de comer eso a lo que tanto estás acostumbrado y que tanto te gusta, pero sin lugar a dudas, te aseguro que una vez que te des cuenta de lo bien que te sientes querrás seguir sintiéndote así.





0 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page