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¿Cómo superar la sensación de soledad?


La sensación de soledad es algo que básicamente todos los seres humanos experimentamos al menos una vez en nuestras vidas, sin embargo es también un sentimiento que a muchos no nos gusta experimentar e incluso nos resulta doloroso y desagradable.

Como seres humanos, está en nuestra naturaleza el buscar a otros y experimentar un sentido de comunidad. Nos gusta sentirnos acompañados y se nos identifica como seres sociales. Esto tiene mucho que ver con que el ser humano es realmente el único ser que al nacer es totalmente dependiente de algún otro ser humano que cuide de él. Sin las atenciones y cuidados de alguien mas (madre, padre o cualquier otro) el ser humano recién nacido no puede sobrevivir. Y así es como vamos aprendiendo no sólo a estar con otras personas por necesidad, sino también por costumbre y gusto.


Sin embargo, de una u otra forma, pareciera que todos estuviéramos condenados de alguna forma a, en algún momento de nuestras vidas, sentirnos solos. Es importante destacar que estar solos y sentirnos solos son cosas completamente diferentes. En el primer escenario, yo puedo estar solo, es decir, en ausencia de compañía, y aún así sentirme cómodo e incluso contento. En el segundo, podemos incluso tener compañía y sentir que estamos solos, que esa compañía no está ahí. Esta sensación es la que normalmente nos produce sentimientos de angustia y de tristeza.

Sin embargo, la soledad es algo necesario, sano y en realidad, un regalo. La soledad es una emoción y como toda emoción, trae consigo un mensaje. Lo que la soledad busca comunicarnos es que nos encontramos en un momento de desconexión de nosotros mismos. Esto explica por qué a veces incluso en la compañía de otros, nos sentimos solos.

La soledad nos brinda la oportunidad de conocernos, de escucharnos, de reconocer nuestra propia voz y de identificar nuestros deseos y anhelos más profundos.


Así que la próxima vez que experimentes la sensación de soledad, sobre todo si no te gusta, me encantaría invitarte a cambiar tu enfoque y ver esta experiencia como un regalo para volver a conectar contigo mismo y a que la aproveches en lugar de sufrirla.


Aquí te comparto un par de prácticas que puedes llevar a cabo para sacar provecho de esta experiencia:


  1. Primero: no busques distraerte. Atiende la sensación de soledad. Indaga en ella, busca su beneficio y no busques evitar la incomodidad que puede traerte sentirte solo a través de buscar compañía de alguien mas, la tele, la música, el celular, etc. Sobre todo si la sensación de soledad es recurrente vale la pena atender lo que te quiere decir porque de lo contrario seguirá regresando cada vez con más intensidad.

  2. No resistas la emoción. Puede ser que no te guste lo que estás sintiendo, sin embargo, cuando resistimos hay sufrimiento. Cuando aceptamos, permitimos que la emoción simplemente transite por nuestro ser y el sufrimiento se mitiga.

  3. Date cuenta de que no hay manera de que podamos estar solos, porque siempre estamos con nosotros mismos, siempre estamos en nuestra compañía y el tema es que a veces estamos tan desconectados de nosotros mismos, que no lo notamos. Enfócate entonces en reconectar contigo. Recuerda que todo lo que buscas afuera en realidad está dentro de ti y más bien lo añoras desde ese lugar interior.

  4. De forma práctica: siéntate contigo, habla contigo o cierra los ojos y medita.

  5. Toca tu corazón y pregúntate qué es lo que quieres, qué es lo que necesitas, qué es lo que sientes que te está haciendo falta. Permítete llorar si es necesario.

  6. Dite firmemente y aún tocando tu corazón, que tú estás ahí contigo y te acompañas. Frena todo pensamiento de tristeza que te diga que estás solo, que a nadie le importas, etc. y remplázalos por el “yo estoy aquí contigo”.

  7. Bríndate la oportunidad de estar contigo, de conocerte y de disfrutar de tu compañía.


Disfruta de este momento y regocíjate en tu compañía que, sin lugar a dudas, es la mejor que puedes tener aunque aún no te hayas dado cuenta. La soledad es adictiva y una vez que pasamos las barreras de la incomodidad que podemos experimentar al sentirnos solos y aprendemos a apreciar el estar en nuestra compañía, nos sentimos cada vez más a gusto y felices en nuestra propia presencia.





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