Dime con quién te juntas, y te diré quién eres...

Los seres humanos somos seres sociales por naturaleza. Desde que llegamos al mundo como especie, nuestros ancestros se fueron agrupando y formaron tribus. Una tribu estaba conformada por gente que compartía un origen, una lengua, costumbres y creencias. Es decir, gente similar. Como humanos, contamos con la capacidad para estar solos, sin embargo se ha demostrado que todos sentimos en mayor o menor grado una necesidad de conectar con los demás; una necesidad de compartir pensamientos, de intercambiar ideas y de dar y recibir afecto. También se ha demostrado que la gente que tiene un grupo sólido de amigos, vive más años y con mayor calidad de vida que aquellos que son más solitarios.
Los amigos tienen la capacidad de hacer una enorme diferencia en nuestras vidas. Las alegrías se potencian cuando las vivimos en compañía de un grupo de personas que nos quiere y nos estima. Y nuestras tristezas y preocupaciones se aligeran cuando las compartimos con gente que nos apoya y nos entiende. No se trata de tener muchos amigos, sino de que nuestras amistades sean de calidad. Las buenas amistades aportan valor a tu vida, la enriquecen y la hacen más plena.
Hay una frase que dice que somos el promedio de las cinco personas con las que pasamos más tiempo. Los amigos suelen tener muchas cosas en común. Esto pudo no haberse dado en su totalidad al inicio de la relación, sin embargo, con el paso del tiempo y entre más momentos pasen juntos, serán cada vez más, los parecidos. Al hablar, utilizarán las mismas frases, hablarán de los mismos temas, tendrán opiniones y comportamientos similares, etc. Los seres humanos tenemos la necesidad básica del sentido de pertenencia. Nos gusta sentirnos aceptados, validados, y sentir que somos parte de algo más que nosotros mismos. Muchas veces, con tal de satisfacer esta necesidad, adoptaremos conductas que no están alineadas con nuestro verdadero SER y seremos incluso capaces de traicionar nuestros propios valores. De ahí la importancia de tener extrema conciencia de con quién nos juntamos; porque ya sea que los otros se vuelven como nosotros o nosotros nos volvemos como ellos. Si esta frase con la que inicié este párrafo fuera cierta, ¿quiénes son esas cinco personas con las que estás pasando más tiempo? ¿Te gusta la persona que eres cuando estás con ellas? Detente a reflexionar si en tu vida hay “amistades chatarra”, esas personas que están cerca de ti, con las que convives con frecuencia, pero con las cuales la relación es superflua, únicamente buscando el beneficio propio y no el común; que no te aportan bienestar, que no potencian la mejor versión de ti mismo sino todo lo contrario, te restan energía. En adelante, nota como te sientes cuando estás con esas personas y deja que sea tu intuición quien te diga si realmente estás frente a un verdadero amigo.
Para crear amistades sólidas los expertos dicen que se requieren ciertas cualidades como la confianza, el respeto, el interés genuino por el bienestar del otro, la reciprocidad, empatía, escucha, apoyo incondicional, similitud en la forma de pensar y en los valores. Particularmente me pasó que yo tenía muy claro que justamente estas cualidades eran las que yo buscaba en mis amistades. Sin embargo, tardé un tiempo en preguntarme si yo estaba ofreciendo estas mismas cualidades a mis relaciones. No podemos dar algo que no tenemos y si queremos amistades increíbles tenemos que estar dispuestos a estar al nivel de estas amistades. ¿Cómo es esa persona que quieres como amigo? ¿Esa persona querría estar contigo o más bien tú entrarías dentro de la categoría de “amigo chatarra”?
Hay otra frase que dice que “los amigos son la familia que elegimos”. Hoy puede ser que no te sientas totalmente satisfecho con la familia extendida que tienes e incluso, de tener la oportunidad quizá escogerías otra; una en donde te sintieras distinto. Esa es justo la oportunidad que nos da la vida con los amigos; es un regalo maravilloso que nos brinda de poder rodearnos y acompañarnos de aquellos que elijamos.
La amistad, al igual que la familia requiere tiempo y dedicación. Puedes conocer personas con las que te das cuenta de que tienes una afinidad muy especial desde el principio, pero sin el tiempo y la dedicación esa relación no podrá florecer en una amistad. Las amistades se van formando principalmente a través de la convivencia frecuente. El estar en contacto con una persona durante largos periodos de tiempo favorece el establecimiento de una relación de amistad. Es por eso que la mayoría de las personas hacen más amigos cuando van a la escuela o cuando están en el trabajo. Al igual que se requiere tiempo para establecer la relación de amistad, éste también se requiere para mantenerla. ¿Cuánto tiempo estás dedicando para tus amigos a la semana? ¿Qué podrías hacer para mejorar la relación que llevas con ellos?
Recuerda tomar en cuenta que todo empieza contigo mismo, si aún te cuesta trabajo identificar el tipo de amigo que eres entonces te preguntaría, ¿qué clase de amigo estás siendo para ti mismo? ¿Qué amigo estás siendo para los demás?
Si sientes que el área social es un área de oportunidad en tu vida, ¿qué tipo de amistades te gustaría tener? ¿Qué acciones te comprometes a tomar para gozar de las relaciones de amistades que quieres? Porque recuerda que la vida se vive más plena, si la recorres del brazo de tus amigos.