Todo necesita mantenimiento

¡Qué delicia es cortar cebolla finamente con un cuchillo recién afilado! o conducir una bicicleta con los pedales aceitados y las llantas infladas a punto... o tocar una guitarra bien afinada.
¡Y qué decir de las relaciones humanas! Con cuanta libertad se dialoga con un amigo a quien frecuentamos ya sea personal o aún telefónicamente. O con la pareja, con los hermanos, con aquéllos que sabemos que nos aceptan tal como somos y que no guardan sentimientos adversos en su corazón.
El tiempo, sin embargo, es inexorable. Poco a poco las personas y las situaciones cambian, y el óxido se va instalando y de repente: ¡Zas! una respuesta desabrida, una mirada airada y a veces no se sabe por qué. Llega de pronto la terrible noticia: "Hace 6 meses que tengo una relación con alguien más", o "estoy a punto de reprobar el año", ó "perdí el trabajo..."
¿Qué pasó? Faltó mantenimiento, pasó el tiempo y el polvo se acumuló. ¡¡Mantenimiento!! Es importante crear oportunidades para expresar las ideas y los sentimientos con claridad y respeto y también recibir lo que los demás nos quieran decir, tomando en cuenta que cada persona tiene una forma diferente de manifestarse. Entender que un adolescente hablará exagerando todo, que los niños darán opiniones sencillas y que a los hombres por lo general les costará más trabajo hablar.
Hay que estar preparados para recibir lo que los otros nos quieran decir y no sofocar lo que se desea expresar, o negarlo por miedo, o por pensar que no vale la pena, o que nada cambiará.
El amor vale la pena. Es necesario establecer momentos concretos de diálogo con los hijos y con la pareja. Propiciar un ambiente de cordialidad, comprensión y buen humor para que sea un rato que se desee concretar. Qué está sucediendo: lo bueno, lo malo, lo que podría mejorar. No usar estos ratos para agredir o lastimar. Establecer reglas muy claras: permanecer en silencio mientras alguien habla, ser sincero y tener el deseo de que la familia se lleve bien. Aprender a discutir los problemas sin pelear, sin buscar ganador/perdedor. Estos ratos de diálogo hacen surgir lazos fuertes, mejoran las situaciones y le dan una solución inesperada a algún punto concreto. No basta con las palabras apresuradas que nos decimos a la hora de la comida, o las frases que intercambiamos mientras vemos la televisión o el teléfono móvil. La unión y el amor en la familia se mantiene con creatividad. Organizar juegos, por ejemplo, expresar el punto a través de señas solamente, ver una película juntos y platicar sobre ella y muchas formas más. Vale la pena esforzarse.